Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso-reveló-Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
EDUARDO GALEANO
4 comentarios:
Gracias chicos,
¿Para cuando un pase de fotos? me apetece escuchar los comentarios y conocer las técnicas.
Animo,
Víctor
Que bien poder compartir pequeños fuegos, grandes fogatas y fuegos efímeros. Que bien que estuvierais allí.
chicos sois de los que arden la vida con tantas ganas...
me encanto veros por Muel
ABRAZOS DE FUEGO
Muy buena la foto de "no tocar", la mano, tócame, la sombra, el sol,
un fuerte abrazo
fernando
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